Mi héroe
Quiero pedir perdón.
No fui tu heroína, más bien tu villana.
Hoy quiero dejarme de metáforas y de estructura literaria. Hoy quiero ir al grano, como pocas veces lo he hecho.
Es cierto que ha pasado mucho tiempo, que ha habido mucha distancia y que igual llego tarde para frenar el tren y volver a subirme para poder entregar mi papel.
Sé cuánto daño te causé y sé también cómo de alto era el muro que puse entre los dos. Sé que fui cobarde por huir en lugar de plantar cara a la situación y luchar por todo lo que habíamos formado en más de seiscientos días. Creí que el amor lo podía todo. Creí que el perdón era viable.
Tengo la sensación de que llego tarde a un lugar donde ya no soy bienvenida, que para ti nada de esto resulta ya relevante y que no te interesa alguien así cerca. Y lo comprendo. Durante todo este tiempo que hemos estado separados, si es que de algún modo mi corazón se pudo separar del tuyo; he pensado tanto que hasta creo que he desgastado la idea. Siempre con el "si hubiera" en la mente, siempre con el verbo "cambiar" con el sinónimo de "reparar". Pero no, no existe. El hubiera no existe. Pero quizá, la pregunta clave de todo esto haya sido si se puede querer a alguien tanto como para hacerle una cosa así. Y a día de hoy, esa cuestión sigue sin estar resuelta. Muchos dirán que no, que cuando se quiere a alguien no se le hace una cosa semejante. Pero yo no sabía que te quería, no así.
Y repito: sé que llego tarde. Tan tarde que siento que ya vivimos en mundos paralelos. Perdí tanto en unos segundos que ahora para mí el tiempo vale casi tanto como el aire. Y aunque mis pulmones hayan flojeado bastante desde que no estás, desde que yo te abrí esa puerta para dejarte marchar; sé que no quiero que la cruces del todo. No me importa en qué parte de la línea divisoria te quedes, sólo que no la cruces del todo; por si algún día, en tres, diez o mil años deseas volver donde sea. Seguiré estando aquí. Con el perdón de la mano y con el corazón en la otra. Todavía tienes un pedazo, y lo seguirás teniendo aunque no quieras.
Perdóname por todo. Por no haber sido valiente, por no haber querido aprender a tiempo. Por fallarte. Por equivocarme con quien no debía.
Porque a diferencia de mí, tú si fuiste mi héroe. Y yo sí quiero que lo seas. Nadie rescata al alguien del abismo e ilumina su corazón y su habitación. Nadie cuida de alguien así. Nadie merece lo que yo te hice.
Y aunque sea tarde, muy tarde. Lo siento.
No quiero seguir equivocándome.
Mayo de 2016.